Una
boda de aire campestre, familiar y repleta de amigos fueron algunas de las claves que Nacho y Ana, nuestra pareja de hoy eligió para celebrar su
auténtica boda heartmade justo un año después de una
pedida de ensueño bajo una cascada islandesa y un impresionante
anillo de Suárez como testigo del compromiso.Para su gran día Ana escogió un original diseño de
Helena Mareque de tul italiano y
encaje francés que conseguía
transformarse según la luz en un tono rosado o beige y que reinventó posteriormente para la fiesta descubriendo el
vestido interior de seda junto a un tocado de pluma antigua de color salmón. A sus pies, unos zapatos de Lodi de ante rosado que remataban un look de infarto con maquillaje de Helen Joe, peinado de Sarah Miller con un prendido de
olivo, rosas y flores silvestres de Fronda.
Tras una emotiva ceremonia en la Iglesia de ICADE, como guiño a su época estudiantil, y decorada de impresión por Búcaro, novios e invitados se dirigieron a El Pendolero, una antigua casa de caza en la que tuvo lugar el animado banquete y en el que el brindis por el amor hecho por parte de la madre de la novia consiguió emocionar a los asistentes. ¡Cómo nos encantan esos detalles!
Entre risas y muy buen ambiente llegaron las sorpresas, primero en forma de vídeo recordatorio de su infancia con buenos deseos de sus amigos, y posteriormente tras su
primer baile con El Vals de los Bosques de Viena de Strauss que prepararon en familia con un bailarín profesional, llegó una coreografía de Zumba interpretada por sus más íntimos.
Un día inolvidable lleno de recuerdos y emociones que el equipo de
Concorazon con su increíble ojo fotográfico supo captar con maestría toda su esencia. ¡Te encantará!
Que preciosidad de vestido. Es de enamorarse. Nos ha encantado este post 😀